Des efforts timides malgré une législation ambitieuse
Francia, deseosa de reducir su huella de carbono, se ha dotado de objetivos de transición hacia una movilidad más verde.
A pesar de las ambiciones gubernamentales, las empresas francesas luchan por integrar una parte suficiente de vehículos eléctricos en sus parques automovilísticos, topándose así con los cupos impuestos. El marco regulatorio, aunque claro, enfrenta un cumplimiento tibio por parte de las grandes entidades económicas y sufre retrasos en cuanto a su aplicación efectiva.
Las ventas de vehículos eléctricos en aumento, una señal prometedora
En abril de 2024, el mercado francés ha visto las ventas de vehículos eléctricos ascender al 17 %, subrayando un interés creciente por estas motorizaciones respetuosas con el medio ambiente.
Reconocida por su impacto ecológico menor en todo su ciclo de vida, esta alternativa a los motores térmicos se inscribe en un enfoque de economía a largo plazo, especialmente en términos de uso y mantenimiento. Una toma de conciencia alentada por el gobierno que apunta a transformar profundamente el parque automovilístico nacional.
Los cupos, un instrumento de política ambiental
La Ley de Orientación de la Movilidad ha introducido requisitos específicos para las empresas que gestionan flotas de más de cien vehículos, con peldaños progresivos de conversión hacia lo eléctrico para 2027.
Sin embargo, la manipulación de estadísticas mediante vehículos híbridos enchufables, a veces mal utilizados, desvía la intención inicial. Por eso, se han previsto medidas gubernamentales destinadas a regular las prácticas abusivas y a reforzar las sanciones por incumplimiento, aunque no estén cerca de implementarse.
Cuando la sanción se hace esperar
La propuesta de ley emanada de Damien Adam, diputado de Renaissance, ha introducido el concepto de sanciones financieras para las empresas reticentes. Este texto, que ha sufrido múltiples ajustes, en particular en cuanto al escalado temporal de los cupos, está momentáneamente en pausa y esperará las decisiones post-electorales para ser potencialmente adoptado.
La Unión Europea y los objetivos en el horizonte 2030
La posición francesa se enmarca en un contexto europeo más amplio que contempla una flota enteramente eléctrica a partir de 2030, y la finalización de la venta de autos térmicos nuevos en 2035. Estas medidas se integran en un plan ambicioso de la Comisión Europea para mitigar el cambio climático.
Incentivos para acelerar la transición
El gobierno sigue apostando por incentivos financieros, como el bonus ecológico, para fomentar la adopción de vehículos eléctricos por parte de los automovilistas. Además, el dispositivo de leasing social, interrumpido para 2024 por falta de vehículos disponibles, debería ser reanudado para ayudar a democratizar el acceso a estos coches menos contaminantes.