Los vehículos eléctricos demuestran su fiabilidad incluso en invierno
Acosados por los prejuicios, los vehículos eléctricos a menudo son objeto de críticas infundadas, especialmente durante el periodo invernal cuando su fiabilidad es cuestionada. Sin embargo, estadísticas recientes de una empresa de asistencia en carretera en Noruega muestran una realidad muy diferente, refutando estas afirmaciones.
Una resiliencia inesperada frente al frío extremo
La imagen de un vehículo eléctrico inmovilizado por el intenso frío es una visión comúnmente compartida.
No obstante, la situación en Noruega, una nación que enfrenta un invierno riguroso y es líder en términos de participación de mercado de los vehículos eléctricos con 23%, aporta datos más matizados. Viking, un servicio de asistencia local, reportó un número considerable de asistencias durante los primeros once días de enero de 2024. Mientras que un invierno ordinario vería 17 400 asistencias, este año hubo un aumento espectacular de asistencias, ascendiendo a 34 000 para toda Escandinavia.
De estas asistencias, solo el 13% correspondían a modelos eléctricos por problemas de arranque, una cifra muy inferior a su presencia en el mercado. Por consiguiente, se puede deducir que los vehículos eléctricos son aproximadamente dos veces más fiables que sus homólogos de combustión en condiciones climáticas extremas.
Factores a considerar
Aun cuando la tasa de asistencia para los vehículos eléctricos es del 21% al incluir todo tipo de problemas, un conjunto diversificado que abarca desde pinchazos hasta diversas fallas, esta tasa sigue siendo inferior a la proporción de vehículos eléctricos en circulación en Noruega.
Dicho esto, es importante subrayar que estos datos no especifican la naturaleza precisa de los incidentes ocurridos.
Por otro lado, la edad promedio de los vehículos eléctricos, que generalmente es más reciente que la de los vehículos de combustión, puede jugar a su favor en términos de problemas de fiabilidad.
Según un experto en seguros de Frende Forsikring, los vehículos de combustión más antiguos suelen ser los que tienen más dificultades en tiempo frío, particularmente en lo que respecta al encendido o a fallas de la batería.
Por el contrario, es cierto que la autonomía de los vehículos eléctricos puede verse significativamente impactada por el frío.
Sin embargo, es posible contrarrestar esta reducción de autonomía con trucos como la utilización de una bomba de calor que reduce el consumo energético para la calefacción del habitáculo, o por medio del precalentamiento del vehículo mientras todavía está cargando, lo que permite subirse a un coche atemperado sin consumir la reserva energética de la batería.